La Formación Inicial es tiempo de discernimiento mutuo por parte de la mujer y la comunidad. El período de tiempo en cada etapa varía según el crecimiento individual y la preparación de la mujer. Cada mujer recibe ayuda en su esfuerzo por crecer y discernir con la ayuda de una directora que trabaja con ella de manera individual.
Una mujer que desea saber más sobre la vida consagrada, particularmente la vida de las Hermanas del Verbo Encarnado, se contacta con la Directora de Vocaciones. Ella es invitada al discernimiento activo y mutuo de su llamado a la vida consagrada al participar en días de reflexión y retiros, y al crecer en las relaciones con nuestras hermanas.
Cuando una mujer muestra un serio interés en nuestra vida y nuestro ministerio y ha completado los Requisitos de Admisión, puede ser aceptada en el Programa de Prenoviciado durante el cual continúa discerniendo su llamado a la vida consagrada. Durante el primer paso del programa, ella crece en su relación con Dios, con la Iglesia y con las Hermanas del Verbo Encarnado. El segundo paso es un tiempo de transición gradual hacia la vida consagrada.
La novicia es reconocida como miembro de la congregación y, por lo tanto, recibe el título de "Hermana". Esta etapa es el "punto focal de iniciación en la vida consagrada y, en última instancia, una preparación intensa para la profesión de los votos". El enfoque principal es el crecimiento espiritual y la relación de la novicia con Cristo.
La novicia se prepara para vivir más plenamente la vida de una Hermana del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento a través del estudio, la reflexión y la vida de los votos según lo guiado por nuestra constitución.
En esta etapa, la novicia profesa los votos de castidad célibe, pobreza y obediencia a Dios en y a través de la membresía en esta Congregación del Verbo Encarnado. Ella se esfuerza por poner en práctica la vida de los votos de acuerdo con el carisma y la espiritualidad del Verbo Encarnado.
La Hermana profesa temporal renueva sus votos anualmente hasta que presente una solicitud de Votos Finales.
Este es el paso final de la incorporación de una mujer a la vida religiosa. En este punto, se convierte en miembro permanente de nuestra congregación. Ella continúa creciendo en el amor del Verbo Encarnado, para fortalecer sus relaciones con todos y expandir su capacidad de reflejar el amor de Dios al mundo a lo largo de su vida.